Corría un verano de inicios de los cincuenta cuando la ciudad tuvo su primer contacto serio y de envergadura con la cinematografía. La producción española la llamada de África (César Fernández Ardavín, 1951) rodaría, en el puerto capitalino y en la playa de la Arenica Blanca, curiosas escenas. Pero fue sin duda alguna la producción francesa "Ojo por ojo" (André Cayatte, 1956) la que retrató a la capital como un verdadero set africano: Las Perchas, Pescadería, Cerro de San Cristóbal...
Desde esos momentos hasta la actualidad, centenares de producciones, tanto nacionales como internacionales, creyeron encontrar a El Cairo (Lawrence de Arabia), Tánger (El viento y el león), Iskenderun (Indiana Jones y la última cruzada), Palermo y Messina (Patton), Ciudad del Cabo (Dust), Beirut (Duffy, el único), Mesa Verde (Agáchate maldito), Ciudad de Méjico (¡Quién sabe!)... o incluso a ciudades oníricas o fantásticas donde vivirían sus aventuras personajes como Conan el bárbaro, en una bella e idílica ciudad del sur de España enamorada del sol y del mar.
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