jueves, 13 de noviembre de 2014

Visita a los Refugios construidos en la Guerra Civil Española, para refugiarse de los bombardeos indiscriminados de las fuerzas fascistas:

Los Refugios de la Guerra Civil Española

 
Galerías subterráneas diseñadas por el arquitecto Guillermo Langle Rubio,  a 9 m. de profundidad para salvaguardar las vidas humanas de los bombardeos acaecidos en la ciudad. De los 4,5 km. diseñados por el arquitecto se ha recuperado casi 1 km., que coincide con la arteria principal: el Paseo de Almería.
Tiene el atractivo de poseer espacios recreados: almacén despensa,  refugio Guillermo Langle y el quirófano, con todo el instrumental de la época. Refugios que empezaron a diseñarse en 1936, pero a construirse en febrero de 1937 y finalizaron en 1938. Construcción rehabilitada por el Ayuntamiento de Almería y que se ha convertido en la actualidad en los refugios más grandes de Europa abiertos al público.
Dirección: Plaza Manuel Pérez García, s/n. 04001 Almería.
Teléfono: 950 268 696
E-mail: refugios@aytoalmeria.es
Horario de invierno (Octubre - Mayo): Lunes Cerrado. De Martes a Domingo de 10:00 a 13:00 horas. Por las tardes, el horario será de Viernes a Sábado de 17:00 a 20:00. Domingo por la tarde y Lunes cerrado.
Horario de verano (Junio - Septiembre): Martes a Domingo de 10:30 a 13:30 horas. Viernes y Sábados de 18:00 a 21:00 horas. Lunes Cerrado.
Las visitas son guiadas y es necesario pedir cita previa personalmente en la taquilla de los Refugios (Plaza Manuel Pérez García, junto a Puerta Purchena),o en el teléfono 950 268 696.
Para grupos (a partir de 15 personas) la reserva se realizará a través de correo electrónico: refugios@aytoalmeria.es
MONUMENTO ACCESIBLE PARA MINUSVÁLIDOS
Almería: 52 bombardeos, 754 bombas
La Guerra Civil Española (1936-1939) marcó profundamente la historia de todo el país, y aunque Almería no vivió directamente la contienda (fue la última ciudad del gobierno de la II República), la ciudad sufrió los efectos de los ataques desde el aire y desde el mar: 52 bombardeos que persiguieron objetivos militares , estratégicos e incluso civiles.
De todos los bombardeos destaca el del 31 de mayo de 1937 a cargo de la escuadra alemana, con un balance de 40 muertos, 150 heridos y unos 200 edificios destruidos.
En este contexto bélico, los ciudadanos almerienses deciden emprender la construcción de refugios subterráneos y colaborar activamente en su ejecución para protegerse de las bombas en caso de alarma.
Almería se convirtió en un auténtico “Guernica”, pero lamentablemente sin ningún tipo de rehabilitación histórica o política posterior.

Un espacio para la vida

Desde octubre de 1936 hasta la primavera de 1938, el arquitecto municipal Guillermo Langle, el ingeniero de canales José Fornieles y el ingeniero de minas Carlos Fernández dirigen la construcción de 4,5 kms. de galerías subterráneas a 9 metros de profundidad con 67 accesos para albergar a 34.144 personas (en aquella época la población de Almería rondaba los 50.000 habitantes). El resto de almerienses se guarecía en los refugios naturales de los depósitos de Mineral de Hierro de la Compañía Andaluza de Minas y en las cuevas de La Chanca.

Langle pensó en todo. En la ventilación con tubos de uralita de 100 milímetros de diámetro ubicados junto a
las bocas y que resistiera el lanzamiento de granadas de mano; en la colocación de entrantes y salientes que evitaran las avalanchas y, a su vez, hicieran de pantalla en caso de que estallasen granadas; en dos hilos de cobre para alimentar las bombillas que iluminaban los refugios; en una despensa que almacenase víveres en caso de necesidad; y hasta en la instalación de un quirófano para atender a los heridos.

Una vez que la guerra termina, las bocas de accesos son cegadas con una serie de kioscos racionalistas, diseñados por Guillermo Langle, que pasan a formar parte del mobiliario urbano de la ciudad. Aún hoy podemos contemplar algunos de ellos en la Plaza Urrutia, en la Plaza Conde Ofalia y en la Plaza Virgen del Mar, aunque éste último bastante reformado.

Los refugios no se volvieron a utilizar, pero las galerías han continuado dormidas, atravesando, como una espina dorsal, la ciudad de Almería.

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