domingo, 4 de mayo de 2014

Los personajes de la más bella historia de Almería:



Ámbito político-militar:



Abderrahmán III (891-961)



Fundador de la ciudad de Almería el 955 como puerto del Califato. Abdarrahman ibn Muhammad fue el octavo titular del emirato independiente de Córdoba (912-929) instaurado por la dinastía Omeya, y primer califa (929-961), con el sobrenombre de an-Násir li-din Allah (“el que triunfa por la religión de Dios”). Fue, sin duda, uno de los más grandes de los gobernantes musulmanes de al-Andalus en los ocho siglos que duró su permanencia en la península.



Ibn Rumahis (s. X)



Se le considera el más prestigioso almirante de la flota califal. Tenía a su mando una flota de más de trescientos navíos de guerra. Era tal el poder que detentaba que se le llegaba a equiparar a un califa, pero del mar. Tenía fijada su residencia en Almería y ocupaba el segundo lugar en el escalafón de poder del Califato, inmediatamente después del propio Califa. A Muhammad ibn Rumahis, que intervino en la fundación de la ciudad en el 955 y antes había acumulado los gobiernos de Elvira-Granada y Almería, le sucedió su hijo Abdarrahmán, al que Almanzor envenenó, temeroso de su poder y prestigio. La flota militar se completaba con otros cientos de naves comerciales. Muchas de ellas se construían en Almería.



Almanzor (“el Victorioso” ¿938?-1002)



Abu `Amir Muhammad ibn Abi `Amir al-Ma`afirí ascendió al poder de manera fulgurante durante el califato de al-Hakam II, y al morir éste en 976 se convirtió en amante de su viuda, la vascona Subh, y en protector y hayib (primer ministro) del sucesor Hixam II, que contaba sólo once años de edad. Como caudillo del ejército realizó más de cincuenta razias sobre los reinos cristianos, que le valieron el sobrenombre de Almanzor, hasta que fue derrotado en la batalla de Catalañazor.



Aflah (m. 1014)



Caudillo eslavo que gobernó Almería durante algún tiempo con Abdarrahman ibn Ruwaysh, a quien terminó asesinando. Compartió después el poder con Ibn Hamid, aunque surgieron discrepancias entre ambos y acabaron enfrentándose, triunfando Aflah, quien destruyó la bella torre que había a la puerta de las Atarazanas almerienses. Acabó finalmente con él Jayrán, al hacerse con el dominio de la ciudad.



Jayrán al-Amirí (1014-1028) fundador del Reino



De raza eslava, fue un esclavo de Almanzor, de quien tomó su gentilicio, y después uno de los generales más aguerridos de su ejército. Tuvo un papel destacado en la fitna (guerra civil) de Córdoba. En julio de 1014 tomó posesión de la ciudad y actúo como Señor del Reino de Almería. Siguió participando en las disputas que provocaron la división del Califato en Taifas, mientras extendía los dominios de su reino y promovía el embellecimiento y la prosperidad económica, social y militar de la ciudad.



Zuhayr al-Amiri (1028-1038), segundo rey de Almería



Lugarteniente y sucesor de Jayrán como segundo rey de la Taifa de Almería. Era también eslavo y esclavo de Almanzor, y acabó luchando bajo su mando en sus continuas razzias sobre los reinos cristianos. Su fidelidad a Jayrán fue inconmovible, acompañándole en todas sus actividades políticas y guerreras. Continuó la obra de su predecesor en todos los aspectos, consolidando los extensos límites del reino, y la prosperidad de la ciudad. Murió el 4 de agosto de 1038 en Deifontes en una emboscada cuando los almerienses iban a tomar Granada.



Abu Yaafar ibn Abbás



Gran visir de Zuhayr, de quien dicen las crónicas que nadie le aventajaba en riquezas, en avaricia, en vanidad y en escribir bien. Enormemente culto, con una sólida formación en las ciencias del derecho y la política, y gran aficionado al ajedrez, pero su gran pasión fue la de bibliófilo, llegando a poseer una impresionante biblioteca de todo tipo de escritos, que adquiría sin reparar en su precio. Hecho prisionero en Deifontes, murió en Granada, a manos del rey Badis, en 1038.



Abu Bakr al-Ramimi (1038), tercer rey de Almería



Abu Bakr Ibn al-Ramimi era miembro de una importante familia almeriense que gobernaron en distintos momentos al producirse vacíos de poder. Fue elegido para gobernar transitoriamente Almería hasta que sus conciudadanos quisieron que los gobernara Abd al-Aziz rey de Valencia, que era nieto de Almanzor. Descendientes suyos volvieron a gobernar al abandonar los almorávides Almería en 1145, y de nuevo antes de que la ciudad fuese incorporada al reino nazarí de Granada.



Abd al-Aziz ibn Abi Amir (1038-1039) rey de Valencia



Era nieto de Almanzor por línea paterna (hijo de Abd al-Rahman Ibn Sanchul o Sanchuelo, valido del califa Hisham II) y bisnieto de Sancho II Abarca de Navarra por línea materna (nieto de Abda, hija de éste desposada con Almanzor). Tras la descomposición del califato fue proclamado rey de la Taifa de Balansiya (Valencia). Llamado por los almerienses, se trasladó a esta ciudad en 1038 para gobernarla, pero tuvo que volver a defender su reino de la sublevación del señor de Denia, dejando a su cuñado Abu l-Ahwas Ibn Sumadih como gobernador.



Abu l-Ahwas (1042-1052) cuarto rey de Almería



Abu l-Ahwas Ma’n ibn Muhammad ibn Sumadih era cuñado de Abd al-Aziz. Su padre había sido gobernador y señor de Huesca, de donde fue expulsado por el rey de la Taifa de Zaragoza, pidiendo asilo en la corte de Valencia, donde sus dos hijos se casaron con hermanas del rey. Quedó como gobernador de Almería, actuando de forma independiente a partir del 1042.



Almotacín (1054-1091), quinto rey de Almería



Hijo de Abu l-Ahwas, subió al trono siendo aún un adolescente, tras una breve regencia de su tío Abu `Utba, y bajo su poder Almería alcanzó un gran esplendor económico, social y cultural. De carácter pacífico, redujo los límites del reino al territorio que más o menos constituye hoy la provincia, y se dedicó a asegurar su prosperidad. Un territorio menor se defendía con más facilidad, lo que le permitió reforzar su fortaleza militar y comercial. La paz que disfrutó su corte continuó atrayendo a personajes ilustres de todos los campos, que acudieron con más afluencia que en etapas anteriores. Mientras que Jayrán murió plácidamente en la Alcazaba tras una vida convulsa, el pacífico Almotacín murió cuando los almorávides llegaron para tomar Almería.



Mu`izz al-Dawla (1091), sexto rey de Almería





Ahmad Mu’izz al-Dawla, hijo de Almotacín, solo reinó durante unos pocos meses, pues abandonó la ciudad antes de que los almorávides se hicieran con ella. Estos últimos pertenecían a unas tribus procedentes del sur del Sahara, que se extendieron por el Magreb constituyendo una especie de ejército de monjes-guerreros. Cuando Alfonso VI conquistó Toledo, algunos reyes de las Taifas les pidieron ayuda, y tras derrotar a los cristianos en Zalaca en 1085, se instalaron en la Península y fueron incorporando los reinos de las Taifas a su imperio.



Ibn Maymun (s. XII)



Miembro de una familia que destacaron como almirantes en la época almorávide. A Abu Abdallah Muhammad lo nombró almirante el emir almorávide Ali b.Yusuf b. Tashufin, con base en Almería,. Era el terror de los territorios litorales cristianos por todo el Mediterráneo hasta Bizancio, a los que atacaba constantemente, y defendió Almería de los ataques de los fatimíes y de piratas normandos que en aquella época se atrevían en sus incursiones a llegar hasta nuestras costas.



Muhammad Ibn al-Ahmar (1194-1273)



Tras la derrota de las Navas de Tolosa, los almohades se debilitaron y fueron progresivamente expulsados de todas las Taifas. Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr llamado Ibn al-Ahmar (el descendiente del Rojo), pertenecía a una familia asentada en Arjona, que se decía descendiente de uno de los compañeros del profeta en la Hégira. Fundó el Reino Nazarí de Granada, al que se sumó Almería al acabar en 1238 el decenio de dominio del rey de Murcia Ibn Hud, dando así por acabado el periodo de más de dos siglos en el que Almería era Almería, y Granada durante parte de aquel tiempo fue su alquería.




Sufismo:



Ibn Masarra (883-931)



Muhammad ibn Massarra es un sabio cordobés considerado como el primer filósofo andalusí, aunque su pensamiento está más cerca de la mística que de la filosofía propiamente dicha. Desarrolló sus teorías apoyándose en Empédocles, Aristóteles y Plotino. Se han llegado a conocer especialmente dos de sus obras (Epístola de la reflexión y Libro de las propiedades, verdades y orígenes de las letras) en las que desarrolla el tasawwuf, una forma de espiritualidad islámica de carácter místico. Ibn Massarra está reconocido como uno de los más eminentes impulsores del sufismo, y tuvo muchos seguidores. Viajó a Oriente desde el puerto de Pechina, es decir Almería, donde iban a instalarse pocos años después algunos de sus más eminentes discípulos.



Al-Ruayni



Los discípulos de Ibn Massarra fueron acusados de herejes por los ulemas cordobeses, por lo que huyeron de la corte califal, refugiándose en el cosmopolitismo, hospitalidad y tolerancia que les ofrecía la ciudad de Almería. Uno de ellos, llamado Ismail al-Ruayni (apellido de quien toma nombre la pedanía de El Ruiní en Gádor), impulsó el sufismo en estas tierras, con un grupo de discípulos que constituyeron lo que se ha llamado después la Escuela de Almería. Las doctrinas sufíes fueron conocidas por los principales místicos cristianos (Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz) en cuyas obras llegaron a influir.



Ibn al-Arif (1088-1141)



Abu l-Abbas Ahmad ibn Muhmmad ibn Musa ibn Ata Allah al-Sinhayi, conocido como Ibn al-Arif, fue el miembro más eximio del sufismo en Almería. Sus obras “Miftah al-sa'ada” (La llave de la felicidad) y “Mahasin al-mayalis” (La excelencia de las reuniones) fueron claves para el desarrollo del sufismo, y para la formación de los grandes sufíes posteriores, como su contemporáneo Ibn Barrayan, y los sufíes posteriores Abu Madyan e Ibn al-Arabi el Murciano. Murió en Marrakech, donde su tumba sigue siendo venerada.



Abu Madyan (1116-1198)



Abū Madyan, Šu‛ayb ibn. al-Husayn al-Ansari, es uno de los santos sufíes más destacados de al-Andalus. Fue seguidor de Ibn al-Arif y emigró al Norte de África para completar su formación con sabios de la talla de Ibn Hirzihim, Al-Daqqaq y Abu Ya´za, y después en Oriente con Abd al-Qadir al-Yilani. Su vida y su doctrina influyeron intensamente en la Escuela de Almería y en la formación de Al-Arabi. Tuvo más de trescientos seguidores que alcanzaron la “realización espiritual” (estación de la certeza). Murió en Tremecén, donde se le dedicó una mezquita, un mausoleo, una madraza y un hammam.



Ibn al-Arabi, el Murciano (1165-1240)



Abū Bakr Muhammad ibn 'Alī ibn 'Arabi fue un místico sufí y poeta, por cuya sabiduría le fueron asignados los sobrenombres de Muhyi l-Din (Vivificador de la religión) y ash-Sheij al-Akbar (Doctor máximo o El más grande de los maestros). Nacido en Murcia, llevó una vida itinerante a la búsqueda de la sabiduría, primero por al-Andalus, y después por el Norte de África y por Oriente, hasta instalarse en Damasco. Estuvo en Almería, donde entró en contacto con los discípulos de Ibn al-Arif a quien él consideraba su “maestro de espíritu”, y en esta ciudad escribió en 1199 una de sus principales obras titulada “Descensos de los astros y ascensos de las lunas crecientes de los misterios y las ciencias” (Mawaqi` al-nuyum), libro que dispensa de tener que recurrir a un maestro según su autor, y que, en gran medida, supone el testamento andalusí del gran sufí murciano antes de marcharse a Oriente.



Cultura y Sociedad:



Ibn Afif (959-1029)



Jairán intervino en las contiendas derivadas de la guerra civil de Córdoba, y en los frecuentes enfrentamientos de los señores locales entre sí y con sus vecinos. Aprovechó esta situación de división e inestabilidad para ampliar su reino y consolidar su poder. Sin embargo preservó la paz en Almería, en cuya corte se refugiaron muchos personajes ilustres como Mohamed ibn Afif, notario cordobés a quien nombró cadí de Lorca.



Ibn Darrach al-Qastalli (958-1030)



El mejor poeta de su época, que fue secretario y panegirista de Almanzor. Pasó por Almería, procedente de Ceuta, y dedicó a Jayrán un célebre poema de gran belleza, por cuya composición fue recompensado por el mismo rey y por Ibn Yawad.



Abu Yaafar Ibn Yawad (ss. X-XI)



Médico cordobés que vivió en la corte almeriense de Jayrán. Se cuenta que, al conocer el poema que recitó Ibn Darrach a Jayrán tras desembarcar en Almería, le entregó como recompensa 15 meticales de oro, pidiéndole disculpas por no poder darle más, ya que se encontraba exiliado. Seguramente era descendiente del médico mozárabe Yawad al-Tabib al-Nasrani, que vivió en el siglo IX y que amasó una gran fortuna con un preparado medicinal a partir del que trajo a Córdoba el médico oriental al-Harrani.



Al-Gasaniya de Pechina



De esta poetisa solo conocemos sus dos gentilicios que la relacionan uno con Pechina y otro con la tribu árabe yemení de los Banu Gassan, de los que nos consta su establecimiento en la región de Pechina. Fue una mujer cuya amplísima cultura deslumbró en la corte de Jairán. El poema que se ha conservado suyo es una emulación de la casida dedicada por Ibn al-Darrach a Jayrán.



Ibn Abi l-Fayyad (985/6-1066/7)



Historiador originario de Écija que se estableció en Almería, donde pasó la mayor parte de su vida y donde murió. Se le atribuyen dos obras lamentablemente desaparecidas: una de contenido geográfico y otra histórica. Se han podido restituir algunas partes de esta última.



Ibn Hazm (994-1064)



La paz y la seguridad que ofrecía Almería y la prosperidad económica que esa paz hacía posible, no solo atrajo a políticos y militares perseguidos, sino a todo tipo de sabios y artistas, con los que Jayrán pretendió recrear el esplendor cultural de la corte califal. Entre los literatos acogidos por él se encuentra un joven y prometedor Ibn Hazm, autor de “El collar de la paloma”, tratado sobre el amor y los amantes que compuso tras marcharse de Almería dedicándolo a un amigo de esta ciudad.



Ibn Sahar al-Ru`ayni (1003-1043)



Alfaquí cordobés que se estableció en Almería, de la que fue cadí durante los gobiernos de Zuhayr y Abu Bakr al-Ramimi. Murió en Córdoba, durante una visita a sus familiares, siendo aún juez de Almería, a consecuencia de beber al-baladur (anacardo o “droga de la memoria”).



Abu l-Abbas al-Udrí (1003-1085)



Geógrafo e historiador eminente, de familia árabe establecida en Dalaya (Dalías), vivió y murió en la corte almeriense. Se formó en Oriente, a donde viajó siendo niño en compañía de varios familiares. Fue testigo directo de muchos de los hechos que narra en su magna obra “Taracea de noticias históricas”, que es fundamental para conocer la geografía y la historia de al-Andalus hasta bien entrado el siglo XI. Gracias a él sabemos que Jayrán se hizo con el dominio del Reino de Almería en el mes de muharran del año 405 de la Hégira (julio de 1014).



Said al-Tulaytuli (1029-1070)



Este jurista, historiador y astrónomo nació en Almería, si bien desarrolló su vida profesional en Toledo. Es especialmente conocido por su obra Kitab Tabaqat al-umam (Libro de las categorías de las naciones) en la que se ocupa primero de las naciones que habitan en el mundo teniendo en cuenta sus costumbres, aspecto físico, lengua y capacidad, e intereses intelectuales, para hacer después un estudio de las naciones que han cultivado la ciencia, analizando su historia y los principales sabios que han destacado en las distintas ciencias.



Averroes (1126-1198)



Abu l-Walid Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd fue hijo y nieto del cadí principal de la Córdoba almorávide, y se dedicó al cultivo de todas las ciencias, incluida la Medicina. Está considerado como el gran introductor en Occidente de la filosofía de Aristóteles, que quiso conciliar con la doctrina islámica. Fue introducido en la corte almohade por Ibn Tufayl, originario de Tíjola (Almería), a quien sucedió como médico del califa, y quien lo apoyó para realizar sus importantes comentarios de Aristóteles.



Maimónides (1135-1204)



Moshé ben Maimón o Musa ibn Maymun está considerado como la mayor personalidad judía post-bíblica. Desde luego se le reconoceo como el mayor filósofo judío de la Edad Media, especialmente por su obra Dalalat al-ha’irin (Guía de perplejos). También destacó como médico. Se cree que pasó por Almería antes de marcharse definitivamente de al-Andalus, pues falleció en El Cairo.



Ibn Luyún (1282-1349)



Este autor polifacético almeriense es especialmente conocido por su poema didáctico sobre el arte de la agricultura, si bien compuso un gran número de obras sobre los temas más diversos.



Abu l-Barakat al-Balafiqi (1281-1370)



Este sabio almeriense adquirió gran prestigio tanto por su labor de jurista como por su religiosidad e inclinación al sufismo, siguiendo la tradición familiar de los Banu l-Hach, que eran originarios de Velefique. Con él se formaron los grandes intelectuales andalusíes del siglo XIV, entre ellos Ibn Jatima, Ibn al-Jatib e Ibn Jaldún.



Ibn Játima (aprox. 1300-1369)



Poeta y médico almeriense que compuso varias obras literarias, lingüísticas y médicas. Es célebre su tratado sobre la peste negra que asoló el mundo a mediados del siglo XIV y que afectó en gran medida a ciudades portuarias como Almería; lo tituló “Consecución de la finalidad en el análisis de la epidémica enfermedad” (Tahsil garad al-qasid fi tafsil al-marad al-wafid). Aún no se ha podido encontrar ninguna copia de su obra Maziyat al-Mariya `alà gayri-ha min al-bilad al-andalusiya (La superioridad de Almería sobre el resto de los territorios andalusíes) conocida por referencias de otros autores, y de la que constaba que había varias copias en el Magreb. Cuando se encuentre aportará una información valiosísima sobre la historia, la geografía y la vida cultural de esta ciudad



Ibn al-Jatib (1313-1374)



El gran polígrafo granadino, literato y político, visitó Almería en viaje oficial en compañía del sultán nazarí Yusuf I, el constructor de la Madraza granadina. Amigo personal de Ibn Játima y de Ibn Jaldún y discípulo de varios maestros almerienses, en sus obras aporta gran información sobre la ciudad y los almerienses más ilustres.



Ibn Jaldún (1332-1406)



Abū Zayd ‘Abdarrahman ibn Muhammad ibn Jaldun al-Hadrami es probablemente el historiador más concienzudo y culto del mundo islámico en todos los tiempos. Los “Prolegómenos” (Muqaddima) a su vasta “Historia de los árabes” es el primer y más brillante ensayo de filosofía de la historia, con un enfoque precursor de la moderna Sociología. Aunque nacido en el Magreb, de familia sevillana, vivió algún tiempo en el reino nazarí de Granada, pasando por el puerto de Almería que seguía teniendo gran importancia en las relaciones con el Magreb y Oriente.

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